Hay un chico en mi secundaria que se llama Eduardo. Él es uno de los más apuestos (para mí, claramente). Yo entré a la secundaria en segundo grado; era “la nueva”. El primer día que entré los maestros me recibieron muy calurosamente, les dijeron a mis compañeros que me hicieran cartas de bienvenida. Leí todas las cartas el mismo día; pero por alguna razón se me perdieron. La única que conservé (o que no se perdió) fue la de Eduardo. Él escribió lo siguiente:
“Welcome. Espero que te guste esta escuela y que nos hagamos buenos amigos. Eres una niña muy callada pero muy linda. Espero salir un día a platicar con los compañeros”.
Al principio todos decían que yo le gustaba, pero como yo no lo conocía no me llamó la atención.
Cuando pasamos a tercer grado las cosas empezaron a cambiar. Él y yo éramos buenos amigos, salíamos al cine y al parque.
Una vez saliendo del cine tomamos un camión para llegar a nuestras casas. En el camión nos encontrábamos: yo, él, Mariel y Rubén (otros amigos).
Yo iba sentada junto a la ventanilla, Mariel a mi lado, de ahí Eduardo y al final Rubén.
Eduardo dijo que quería mostrarme algo, entonces cambié lugar con Mariel y terminé sentada junto a él. Entonces, él me mostró una canción “Bolero para una virgen”. Cuando llegué a mi casa no podía parar de sonreír. Pues jamás me había pasado eso. Así transcurrieron los días, nos veíamos en la escuela, pero no comentábamos nada.
Pasó el tiempo y a mí me empezó a gustar. Él comenzó a hacerme mezclas de música romántica y chateábamos por Facebook todo el tiempo; hasta que empezó a hacer comentarios de que yo era muy hermosa.
En la escuela hay una chica “Fátima” que desde primer grado se ha preocupado porque Eduardo la note (o eso dicen todos mis compañeros).
Fátima se llevaba mucho conmigo, hasta que se enteró de que entre Eduardo y yo pasaba algo.
Ella dejó de hablarme y se empezó a portar muy grosera e hipócrita conmigo.
Soy una chica que se considera bonita, también soy alta (más que la mayoría) y creo que soy una persona agradable. Fátima me molestaba por mi altura, me decía “pívot” o “jirafa” y eso comenzó a molestarme. Un día hice un comentario de que ella era un burro (ya que no sabía nada). Ella estaba sentada y se molestó por el comentario. Esperó a que el profesor terminara de dar su clase, se levantó de su asiento y me jaló el pelo. Yo me levanté y la jalé también. Terminamos en la dirección sin saber cuál era el motivo de que Fátima me odiara tanto. Terminé en la conclusión de que Fátima estaba molesta por el hecho de que Eduardo no la quisiera y me escogiera a mi.
Eduardo se percató de lo sucedido y estaba muy preocupado (según mis amigas). Él mandó a mis amigas a preguntar por mí, ya que Eduardo es un poco tímido.
Cuando salí de la dirección él estaba observándome y haciendo gestos de que estaba molesto. Cuando terminaron las clases llegué a mi casa y me metí al Facebook. Él estaba conectado y me preguntó que cómo estaba mi mano, pues estaba tan enojada de lo sucedido y por controlarme golpeé la pared y me lastimé la mano. Le respondí que seguía hinchada pero ya mejor.
Le pregunté que como estaba y el me dijo que bien. Le volví a preguntar y me respondió lo mismo. Luego me preguntó que si yo por un momento había pensado que él me iba a dejar de hablar, y respondí que no. Él me dijo que había hecho bien, que sería lo último que haría.
Esto reforzó mis ganas de expresarle lo que sentía, de abrazarlo y besarlo. Pero como también soy una chica tímida no lo hice.
Él me preguntó un día que si quería ser su novia, y le dije que sí; pero que quería que se hiciera más formal la cosa y que me lo dijera de frente.
Hasta ahora no lo ha hecho, pero en Facebook publica: “me quedé con las ganas…♥”
No sé si algún día lo hará, pero por ahora sigo esperando....
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